dicen los médicos que, a mayor sol y buen aire, menos posibilidades de ser contagiados con el virus porcino.

estamos en el norte, pero las nubes no dejan que el sol se asome.

 es extraña máncora con poca gente, sin sol y con un viento frío que invita a usar chaqueta a la hora del desayuno.

me dice la gente que parece que se viene el niño en diciembre. ¿cómo quedará todos cuando se vaya?.   máncora se ha tugurizado al punto que ya no queda playa cuando sube la marea. el estilo de lotes/toldos/cebiche-chela ha invadido todo.

el huaico bajará por la quebrada, que se ha convertido en un estrecho callejón con salida al mar, sin posibilidad de desborde. sin embargo, las construcciones no se han detenido.

¿y el alcalde?

como sabemos, los alcaldes sirven para llevar a cabo alucinados proyectos con cemento en ciudades carentes de servicios básicos. el de máncora no es la excepción.

los cangrejos, por otro lado, siguen su actividad, ajenos a los pronósticos del tiempo y a las protestas de los vecinos (aunque bien poca gente protesta por aquí).

cuando baja la marea, pueden verse cientos de pequeños cangrejos moviéndose entre los agujeros de las piedras verdes, cubiertas por algas -tan verdes que casi parecen una alfombra de musgo-.

los que viven en las piedras son negros. ayer había uno que tenía las tenazas color amarillo fosforecente. conseguí sacarle una foto.

los que juegan en la arena son color arena.  hoy vimos a uno jalando una pluma de gaviota a su agujero. se molestó cuando  traté de quitársela. ¿para qué molestar a un cangrejo que no mide más de siete centímetros de largo y quiere esconder una pluma?

te dejo en paz y me dejas también a mí.

hora de salir a caminar. una alemana tose sin pudor y el sol no acaba de salir.