hoy fuimos a ver hechicero, de la tarumba.

quería saltar del asiento para entrar a jugar con los caballos, en la pista del circo. valió la pena haber llegado hasta hoy para celebrar la fiesta de estar juntos y comenzar a querernos y aceptarnos en un país que , hasta hace pocos años, no tenía  lenguajes en común, casi nada de qué alegrarse.

en el espectáculo de hoy, el público se sentía feliz.  la historia del chinchano con la huancavelicana es un fantástico pretexto para revisar viejos tabúes .  

una de las mejores imágenes es la de zevallos dialogando con sus animales.

lo hace con susurros, con pasitos de danza, con movimientos del sombrero. y si al final el animal se niega a hacer la payasada circense - como uno, que evitó echarse cuando  le tocaba - zevallos no agarra el látigo no da gritos, como solían hacer los domadores de bestias de los circos que recuerdo, sino que se abraza al cuello del animal, mira al público,sonríe y como pidiendo disculpas, dice.." lo que pasa es que recién está aprendiendo".

eso fue increíble.

como también ver fluir los discursos de la danza de tijeras , con los caballos de paso,el huayno huancavelicano y el toro mata chinchano entre acrobacias y volteretas, a ritmo de los contrapuntos de bruno macher y chebo ballumbrosio. 

volveré.