#ElPerúQueQueremos

le quedan dos años de vida

Publicado: 2009-10-29

ese fue el pronóstico que el dieron a mi padre cuando le diagnosticaron el tipo de linfoma que tenía.  luego, comenzó la danza médica.   lo fueron acabando a punta de interminables sesiones de quimio.   esas de las que ya no regresas.  a él nunca le interesó la medicina alternativa. creía en los milagros y en los médicos de bata blanca. el mayor milagro que vimos fue el del coraje con el que soportó el desmoronamiento de su fortaleza física, memorable en gente de su generación.

me hubiera gustado hablarle de lo bien que funcionan los extractos de hierbas verdes, de lo lindo que se ve el mar de máncora en esta época, de que el john hopkins memorial hospital ha reconocido hace poco, que la quimio y radio terapia no son las únicas vías para combatir el cáncer.

en fin, él murió en su ley, como le gustaba decir cuando definía estilos de vida que consideraba admirables.

por mi parte, no estoy dispuesta a ceder ante las presiones de las batas blancas ni esperar sentada a que ocurra un milagro. ando en pie de guerra, aunque gran parte de la batalla consista en tener paciencia y estar atenta, a la escucha.   me dan ánimo amigos míos que luchan desde donde están. hace unos días estuve en máncora y me encontré con gustavo, más fuerte que nunca , haciendo kite , riéndose y tomando un menjunje de hierbas molidas que le habían mandado unos amigos de california. tiene el mismo diagnóstico que mi padre, ha recibido miles de quimios, pero vive frente al mar. 

ayer estuve con vera. recibió dos quimios en alemania, la segunda tan fuerte que la dejó incluso sin uñas en los pies. me contaba vera que, leyendo "der spiegel",  se informó sobre las nuevas tendencias para regenerar los tejidos celulares dañados por el cáncer.   éstas hablan de lo importante que es la oxigenación celular.   le hablé de los tratamientos de sacha barrio, del germanio, de los extractos, de lo bien que me siento -aunque haya días como hoy, en los que el cansancio parece querer cobrar revancha- .   me dijo que esa mañana había visitado a su ginecólogo  y le contó que había tomado un extracto de espinacas. me dij0 también que él se río. que fue sarcástico.         pobre bata blanca.        la medicina occidental está en pañales y sin embargo hace gala de una arrogancia que sobrecoge. mientras que en europa la gran tendencia es evitar en lo posible la medicina sintética y buscar una mejor calidad de vida a través de la alimentación orgánica, la homeopatía, la prevención con hierbas y otras terapias no invasivas, aquí estamos a punto de darle pase a los transgénicos; para un dolor de garganta se recetan baterías de antibióticos y, al paciente con cáncer que decide buscar terapias que busquen la regeneración celular y no la muerte lenta de la quimio, se le mira como si buscara curarse con un brujo bailando maracas .(cosa que, si funcionara , sería genial).

buscando el aire y la luz viajé a máncora hace una semana . llevé en un maletín grande, mi extractora, membrillos y manzanas. en el mercado de máncora compraba zanahorias, apio, brócoli, kión, piña.   gracias a magaly, de "las olas", pude usarlo en la cocina de su hotel cada vez que lo necesitaba. es raro estar en máncora y no poder comer tuno al teriyaki, cebichitos, langostinos a la plancha... sino aguaymanto deshidratado, pan esenio, saltaditos de quinua con verduras. raro, pero rico al fin. felizmente hay un sitio buenísimo, se llama "angela s place". tiene un pan de once granos, increíble.

me hubiera gustado hacer la ruta máncora -las pocitas a caballo con mi padre, contándole de lo bien que funcionan los imanes de federico el mexicano, de lo importante que es darle a nuestras células buenas grasas como las del sacha inchi o  la linaza, de lo rico que se duerme depués de nadar con aletas en el mar de las pocitas y cenar una pasta integral con verduras.

no sé si me quedan uno, dos o diez años, pero mientras esté x aquí, seguiré apostando por el sol, la luz y las hierbas verdes. mis células dicen que están felices.


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El camino del cangrejo

El blog de Doris Bayly